“La vida intrauterina”.
Montserrat Palau habla de una autora que estudia fetos gemelos, niño y niña, su
comportamiento, su evolución intrauterina… y observa algunos patrones de
movimiento dentro del útero comparándolos con los patrones de movimiento del
mundo exterior.
Otra autora, Melanie Gleir,
afirma que existe un “yo” en la vida intrauterina. Se da una vivencia sensorial
y relacional, de alguna manera.
Una vez se nace se iniciará el
reconocimiento de la voz de la madre y el reconocimiento del latido de la
madre. El niño busca las
“sensaciones” y busca las sensaciones del movimiento, no la percepción.
La ansiedad catastrófica es un
tipo de ansiedad de “deshacerse”, de caer en el vacío, y se revive en el
momento de nacer en el cambio de medio acuático al medio aéreo. Se vive también
a menudo en sueños y en momentos puntuales de cambio a lo largo de la vida. Es
el tipo de ansiedad que acompaña a los bebes en los primeros meses de vida y
está también relacionada con la “diferenciación” vital. “No hay nada a lo que
poder aferrarme que me dé seguridad”. Es la angustia de desintegrarse, que no
la angustia de morir, ya que esta responde a un concepto simbólico. Lo peligroso
de esta ansiedad es el repliegue hacia la propia sensorialidad
(autosensorialidad) y el cierre al mundo relacional. La ayuda a una persona en
este estado no tendría que ser sintomática (acabar con el síntoma) sino buscar
ayudas en la relación.
Winicott habla de la
diferenciación como un momento de pérdida, un momento difícil, y de la
importancia del objeto transicional. El objeto transicional tiene una gran
carga sensorial: si se trata de una pieza de ropa no se puede lavar (olor,
tacto, color, textura, tono… si pierde estas características, ya no es el mismo
objeto). Se hace una gran descarga de sentimientos en el objeto: sentimientos
de relación positiva, que pueden llegar a ser peligrosos y que no se observan
tan a menudo, y los sentimientos con matices agresivos, que son los que más se
descargan sobre el objeto. De cualquier modo, esta es la aparición del símbolo
que representa el objeto asegurador originario.
El objeto transicional,
recipiente, sensorial, se aproxima más al símbolo pero no acaba de serlo. Se
habla de símbolo cuando hay lenguaje. “La culpa inhibe o acentúa la acción”
pero no aporta una comprensión global de lo que se hace. Si uno se instala en
la culpa no “crea”.
Un aspecto importante: en este
periodo “son”, no juegan a ser.
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