martes, 15 de marzo de 2011

Montserrat Palau. De la sensorialidad a la capacidad de simbolización. Aspectos evolutivos.


“La vida intrauterina”. Montserrat Palau habla de una autora que estudia fetos gemelos, niño y niña, su comportamiento, su evolución intrauterina… y observa algunos patrones de movimiento dentro del útero comparándolos con los patrones de movimiento del mundo exterior.

Otra autora, Melanie Gleir, afirma que existe un “yo” en la vida intrauterina. Se da una vivencia sensorial y relacional, de alguna manera.

Una vez se nace se iniciará el reconocimiento de la voz de la madre y el reconocimiento del latido de la madre.  El niño busca las “sensaciones” y busca las sensaciones del movimiento, no la percepción.

La ansiedad catastrófica es un tipo de ansiedad de “deshacerse”, de caer en el vacío, y se revive en el momento de nacer en el cambio de medio acuático al medio aéreo. Se vive también a menudo en sueños y en momentos puntuales de cambio a lo largo de la vida. Es el tipo de ansiedad que acompaña a los bebes en los primeros meses de vida y está también relacionada con la “diferenciación” vital. “No hay nada a lo que poder aferrarme que me dé seguridad”. Es la angustia de desintegrarse, que no la angustia de morir, ya que esta responde a un concepto simbólico. Lo peligroso de esta ansiedad es el repliegue hacia la propia sensorialidad (autosensorialidad) y el cierre al mundo relacional. La ayuda a una persona en este estado no tendría que ser sintomática (acabar con el síntoma) sino buscar ayudas en la relación.

Winicott habla de la diferenciación como un momento de pérdida, un momento difícil, y de la importancia del objeto transicional. El objeto transicional tiene una gran carga sensorial: si se trata de una pieza de ropa no se puede lavar (olor, tacto, color, textura, tono… si pierde estas características, ya no es el mismo objeto). Se hace una gran descarga de sentimientos en el objeto: sentimientos de relación positiva, que pueden llegar a ser peligrosos y que no se observan tan a menudo, y los sentimientos con matices agresivos, que son los que más se descargan sobre el objeto. De cualquier modo, esta es la aparición del símbolo que representa el objeto asegurador originario.

El objeto transicional, recipiente, sensorial, se aproxima más al símbolo pero no acaba de serlo. Se habla de símbolo cuando hay lenguaje. “La culpa inhibe o acentúa la acción” pero no aporta una comprensión global de lo que se hace. Si uno se instala en la culpa no “crea”.

Un aspecto importante: en este periodo “son”, no juegan a ser.

Maduración psicológica: “yo diferente del otro". 

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