martes, 5 de octubre de 2010

Historia de vida


Soy un chico (o era un “chico”) nacido en un pueblo de Córdoba que desde pequeño tuvo mucho contacto con un entorno natural que mezclaba los campos de cultivo del valle del Guadalquivir con extensas sierras llenas de encinares y arroyos. Supongo que quien soy ha estado influenciado por este entorno, así como por la generosidad, tenacidad, bondad y ternura que encuentro a menudo en mis familiares.

Mi sensibilidad y atención hacia la conciencia y expresión corporal se comenzó a desarrollar con mi participación en un grupo de teatro desde muy pequeño y durante varios años, es aquí donde tuve contactos con los primeros juegos de expresión corporal que recuerdo; durante la adolescencia mis preferencias cambiaron, y se dirigieron hacia la práctica del kárate, en la cual durante diez años tuve un contacto muy intenso con la disciplina, la filosofia de este arte marcial, la conciéncia corporal, la meditación, el compañerismo y la cooperación... estos años marcaron profundamente mi manera de percibir mi cuerpo y el mundo físico, así como mi manera de relacionarme con los demás.
Pasaron los años y ciertas dificultades económicas me llevaron a abandonar los estudios y ayudar en el negocio familiar conduciendo durante muchas horas la día un vehículo pesado... sentado durante tantas horas fue complicado mantener unos buenos hábitos relacionados con el movimiento, pero por otra parte mi contacto con la música creció hasta el punto de compaginar el trabajo con los estudios musicales y la carrera de magisterio.  Así, la música (especialmente la música improvisada y el jazz), me llevaron a ser maestro especialista en Educación Musical, y esta disciplina me devolvió el contacto con el cuerpo y la expresión corporal.

Más recientemente, en los últimos años mi interés por la danza contemporánea y por el Ashtanga Yoga (que explicado rápidamente podría decirse que es un estilo de yoga donde se da tanta importancia a las posturas como a el encadenamiento entre ellas mediante movimientos sincronizados con la respiración), y la práctica casi diaria de esta disciplina, me llevaron al punto de querer enlazar toda esta experiencia corporal con el mundo educativo y la Psicomotricidad Infantil.

Durante mis últimos años como maestro de música he ido cada vez dando más importancia al trabajo corporal dentro de mís clases, introduciendo en mis sesiones el uso de calcetines antideslizantes, los rituales de entrada, el trabajo de la conciéncia corporal, la exploración, la percepción, la creación libre... y tenía ganas de ampliar ese trabajo que mezcla cuerpo, emociones y comunicación con un mayor conocimiento técnico y terminológico, todo ello de manera abierta y respetuosa con el niño. Creo que este postgrado me ayudará bastante en ello, y ayudará a tener más conciencia perceptiva y simbólica de todo aquello que acontece en las interacciones entre los niños y niñas de la etapa de Educación Infantil. Me encantaría poder llevar la Psicomotricidad a la Educación Musical, y viceversa, ya que creo que ambas disciplinas están hechas de materia emocional, y que aun hay todo un mundo por descubrir en esta relación. También me encantaría poder después compartir mis impresiones a partir de mi experiencia, por lo que considero y espero también que la formación teórica que estoy a punto de recibir me ayuden en ello. 

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