Sin duda, este es uno de los bloques de más peso en este
postgrado. Muchas son las experiencias que me ha proporcionado, ya en algunas
de las entradas realizo algunos apuntes sobre lo que más me ha gustado e
impulsado a intentar profundizar más en algunos temas, como lo son la
metodología de Emmi Pikler (Teresa Godall), el masaje infantil y su relación
con el yoga (¡y el yoga para niños!), la expresión artística mediante el cuerpo
y el movimiento, su relación con la psicomotricidad, la pasión que pudimos
vivir en las clases de Joan Serra... . No recuerdo ninguna intervención que no
haya hablado de la actitud del psicomotricista ante la observación, los niños,
los conflictos, las familias, las normas, los rituales... y que no me haya
gustado.
Por otro lado he echado de menos algo más relacionado
con la observación de los parámetros psicomotores y de las herramientas, y
procedimientos prácticos para optimizar nuestros esfuerzos y la calidad de
nuestros registros de observaciones. He de decir que personalmente me parece
más atractivo que me hablen de la actitud del profesional ante la inmensa
cantidad de situaciones que se nos presentan en la práctica, y de cómo ha de
ser la mirada del psicomotricista... es lo que encuentras en el día a día. Sin
embargo, afrontar los registros de las observaciones, tener conciencia de la
gran cantidad de parámetros psicomotores que entran en juego, tener que plasmar
en un proyecto para una escuela real el “cómo” vas a llevar un control de los
mismos... me hacen pensar que hay algún elemento del postgrado que no llega a
aceptar la realidad. Pienso que se nos ha enseñado a mirar de una manera
determinada, pero no a registrar todas las observaciones de manera individualizada
en una escuela donde a veces no tienes ni tiempo para montar y desmontar el
dispositivo: esta es la realidad de la inmensa mayoría de maestros y
psicomotricistas que tienen la suerte de que sus escuelas les haya hecho un
hueco en el horario, luego lo sorprendente es que los papeles se acaben
rellenando ¿de qué manera?
Esta es para mí la gran carencia, no en el postgrado,
sino en muchos de los programas escolares y universitarios de este mundo y
parte del extranjero. Dejemos algo para las reflexiones finales...
El curso pasado iniciamos varios blogs en la escuela
donde trabajaba, y me hubiera gustado mucho poder transmitir lo que Meritxell
Bonàs aporta en cuanto a la documentación. Me parece redundante ponerme a
hablar de todas las demás intervenciones, no menos interesantes que esta
primera. En resumen podría decir que estoy muy agradecido por las herramientas
técnicas y metodológicas que me han facilitado los ponentes y que espero no
dejar de poner en práctica. La manera de mirar y de actuar con el niño es una
de las fortalezas en cuanto a los contenidos de este postgrado, estoy contento por haber podido estar
presente en el proceso y espero no olvidar nunca, sino más bien ampliar todo lo
que he aprendido a ver, comprender y sentir durante estos meses.
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